Yo y mis pericos, Autorretrato con tehuana y Pensando en la muerte

¡Buen día seguidores!

 “Frida hizo de sí misma un icono. Tomó sus propias imperfecciones y las convirtió en lo último. Las cejas y los bigotes que se pinto en los cuadros son muchos más prominentes de lo que eran en la vida real, puso el énfasis en lo que cualquiera consideraría sus peores cosas y las volvió bellas. Creo que si eso resulta tan atractivo es porque demuestra que con la fealdad se puede hacer algo extraordinario”.

                                                                        Julie Taymor – directora de la película Frida.

Hoy presentaré tres obras de Frida:

                                                             Yo y mis pericos - 1941

Este cuadro lo pintó después de su segundo matrimonio con Diego Rivera en diciembre de 1940. (Sí, entendieron bien se casó dos veces con el mismo “error”). Pero en esta oportunidad, su vida amorosa era más calma, ya que estaban juntos pero vivían separados y disfrutaba plenamente de la naturaleza que la rodeaba: sus flores, sus plantas, sus mascotas. Acá invoca a los loros, y se la ve tranquila y placentera.

Aunque así como la vemos, recién casadita, ya había iniciado una relación amorosa con Nickolas Murray, fotógrafo norteamericano, que ayudó a Frida a preparar su primera exhibición de cuadros en Nueva York en 1938.

                                                    Autorretrato como tehuana – 1943

También llamado “Diego en mis pensamientos” o “Pensando en Diego”, muestra la obsesión que sentía por este hombre, ante sus reiteradas infidelidades.

Se veía como Diego más le gustaba, con el vestido Tehuana tradicional, y las hojas con raíces hacen un efecto de trama para atrapar a Diego.

                                                       Pensando en la muerte - 1943

Era habitual pensar en la muerte ya que su salud se deterioraba día a día.

De acuerdo a las antiguas tradiciones mexicanas, después de la muerte viene el renacimiento y  la vida. Basándose en esta teoría, Frida pinta este autorretrato con una calavera y tibias cruzadas en su frente, representando su pensamiento y un fondo de ramas de espino simbolizando el renacimiento.