¡Buen día seguidores!
Mariquita le escribió a Martín: "Seré suya o de nadie".
Estaba convencida que lograría su
objetivo. Quiero aclarar que entre la negación de casarse con don Diego y la
aceptación por parte del virrey de aprobar su matrimonio con Thompson, corrió
mucha agua bajo el puente.
Escándalo por medio, imagínense, una mocosa, como aquí solemos decirle a
las niñas adolescentes, con aires de superioridad, se atreve a contradecir a
los padres, que tan prolijamente habían decidido el futuro de su hija.
Mariquita le escribe una carta al virrey:
"Excelentísimo Señor: Ya llegado el caso de haber apurado todos los
medios de dulzura que el amor y la moderación me han sugerido por espacio de
tres largos años para que mi madre, cuando no su aprobación, cuanto menos su
consentimiento me concediese para la realización de mis honestos como justos
deseos; pero todos han sido infructuosos, pues cada día está más inflexible.
Así me es preciso defender mis derechos: o Vuestra Excelencia mándeme llamar a
su presencia, pero sin ser acompañada de la de mi madre, para dar mi última
resolución, o siendo ésta la de casarme con mi primo, porque mi amor, mi
salvación y mi reputación así lo desean y exigen, me mandará Vuestra Excelencia
depositar por un sujeto de carácter para que quede en más libertad y mi primo
pueda dar todos los pasos competentes para el efecto. Nuestra causa es
demasiado justa, según comprendo, para que Vuestra Excelencia nos dispense
justicia, protección y favor. (...) Prevengo a V.E. que a ningún papel mío que
no vaya por manos de mi primo dé V.E. asenso ni crédito, porque quién sabe lo
que me pueden hacer que haga. Por ser ésta mi voluntad, la firmo en Buenos
Aires, a 10 de julio de 1804".
¡Grande Mariquita! El virrey Sobremonte se conmovió, les
concedió el permiso y concretaban su amor…Esta historia, está catalogada como la
historia de amor más romántica de la Buenos Aires colonial.
Mariquita, ya entrada en
años escribía: "El padre arreglaba todo a su voluntad. Se lo
decía a su mujer y a la novia tres o cuatro días antes de hacer el casamiento;
esto era muy general. Hablar de corazón a estas gentes era farsa del diablo; el
casamiento era un sacramento y cosas mundanas no tenían que ver en esto, ¡ah,
jóvenes del día!, si pudieras saber los tormentos de aquella juventud, ¡cómo
sabrías apreciar la dicha que gozáis! Las pobres hijas no se habrían atrevido a
hacer la menor observación; era preciso obedecer. Los padres creían que ellos
sabían mejor lo que convenía a sus hijas y era perder tiempo hacerles variar de
opinión. Se casaba una niña hermosa con un hombre que ni era lindo ni elegante
ni fino y además que podía ser su padre, pero hombre de juicio, era lo preciso.
De aquí venía que muchas
jóvenes preferían hacerse religiosas que casarse contra su gusto con hombres que les inspiraban
aversión más bien que amor.
¡Amor!, palabra escandalosa en una joven, el amor
se perseguía, el amor era mirado como depravación".
Supongo que también habría en esa época el equivalente a las botineras actuales....o no?
ResponderEliminarVE es vuestra excelencia?? Quien era el virrey?? Que significa q corrió mucha agua bajo el puente?? El padre no se la debe haber hecho fácil..... Por q da la sensación de que tu hija se revele asi., es q pierde autoridad la figura paterna....y en esa época era jodido eso...
ResponderEliminarHay una película argentina de 1954 "El grito sagrado" con Fanny Navarro y Carlos Cores que muestra muy bien la vida de Mariquita.
ResponderEliminarSï, pero la familia era "botinera"...ellas no opinaban, se resignaban a los designios impuestos....¡un horror!
ResponderEliminarSí, VE es vuestra excelencia... El virrey era Sobremonte...
ResponderEliminarY el dicho se refiere a que pasaron muchas cosas entremedio...
El padre y la madre, dos guachos!!! Sí. y los dejó re mal parados, imaginate que te contradigan y le escriba al virrey....
Muy bien por Mariquita, una valiente de su época. Me pregunto si después de tanto despelote fue feliz...
ResponderEliminarJaja, eso nunca lo sabremos. pero lo que sí pasó es que se impuso y no se dejó atropellar. No le salió gratis eh. La internaron por un tiempo en la Casa de Ejercicios Espirituales, donde iban a parar las damas díscolas y descarriadas de la época. La historia era simple: o te casabas con el elegido por tus padres o te hacías monja..sencillito.
ResponderEliminar