¡Buen día seguidores!
Hoy 25 de noviembre, día especial si los hay: cumple
nueve meses mi blog, mi querido hijo Bruno se está casando con Ekaterina y es
por eso, que por primera vez, escribo una entrada por anticipado. ( Aunque la
verán el día indicado)
Estaré tirando arroz, mientras ustedes se estarán
entreteniendo con Frida.
Frida, quien originalmente se llamó Frieda (nombre alemán
que le puso su padre y que significa paz) pintó alrededor de 200 obras, la
mayoría autorretratos. Lo anecdótico es que expuso sólo una vez en México, pero
su obra fue llevada a Estados Unidos, París y Londres.
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Vivió en Estados Unidos, junto a su esposo
Diego Rivera entre 1931 y 1934. Para Frida fue una época incómoda. Nunca se sintió a
gusto, desagrado que se deja ver en su único collage: Allá cuelga mi vestido - 1933,
una obra que comenzó en Nueva York y terminó en la Ciudad de México.
Es una de las pocas pinturas que ella no se retrata. En
la parte central, cuelga su vestido, quizás símbolo de presencia física y no
espiritual. Aparece un cambalache de objetos, desorden, suciedad. Una sociedad
de la cual Frida no estaba de acuerdo.
En la parte trasera del cuadro, aparece una inscripción
hecha por ella en tiza:
“Pinté esto en Nueva York mientras Diego estaba pintando
el mural en el Rockefeller Center…”.
Permaneciendo en Detroit, Frida sufrió otro aborto, el
cual de origen a otra pintura interesante: Aborto en Detroit, realizado en un estilo más penetrante,
inspirado en los pequeños cuadros del arte popular mexicano que recibían el
nombre de retablos.
Rivera, atento a las reacciones de Frida dijo:
«Frida empezó a
trabajar en una serie de obras maestras sin precedentes en la historia del
arte, pinturas que exaltaban la cualidad femenina de la verdad, la realidad, la
crueldad y la pena. Nunca antes una mujer había puesto semejante atormentada
poesía sobre la tela como Frida en esta época de Detroit.»
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En 1939, André Breton, la invitó a presentar sus pinturas
en Francia.
Durante su estadía,
cayó enferma por una infección intestinal que derivó en renal y tuvo que ser
hospitalizada. Y sí, Frida no se privó de ninguna afección, las tuvo todas. Y
además siempre con complicaciones. Al verse tan desmejorada y sufriendo de
muchos dolores, le pidió a Breton que llamara a su médico. Pero éste, no sólo
hizo caso omiso a su pedido, sino que convocó a un astrólogo. Paso a mostrarles
la carta que le escribió a Diego Rivera el 13 de febrero de 1939, donde notaran
su enojo con la situación:
¡Genial! Una vez más, Frida me deja sin palabras…
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